miércoles, 17 de noviembre de 2010

Quiénes llegan a la liguilla del futbol mexicano

Cómo todos sabemos, el futbol mexicano es un circo. Se compone de una mediocre temporada regular, en la cual los equipos juegan 17 partidos a medio gas y donde a los mejores jugadores les da flojera poner el 100%.

¿No me creen?, bueno, para darles un ejemplo no tengo que ir muy lejos. ¿Qué pasó en la liguilla con el Tito Villa en la temporada en que parecía un ferrocarril imparable? Villa llegó del futbol inglés a anotar goles a México, parecía que le daría el campeonato al Cruz Azul y, nada, en la liguilla se perdió por completo.

Esto no es casualidad. No es que Tito Villa sea un fuera de serie. Es un buen jugador para la liga mexicana, pero no debemos pedirle más que eso. Viniendo de un futbol de alta competencia como el inglés, Villa pudo pasar fácilmente sobre los defensas de la liga mexicana. No es lo mismo enfrentarse a Neville o a Ferdinand o Van Deer Sar, que ganarle un balón al “Picolín” Palacios o meterle un gol a Memo Ochoa. Sí, Memo Ochoa. Me autoadjudico el perdón de sus fans, y digo que Memo Ochoa es un portero de segunda categoría.

El asunto es que la culpa no es del indio, sino del que lo hace compadre. Los equipos juegan a medio gas durante la temporada regular. Esto es tierra fértil para que jugadores, que por alguna razón tienen una mínima ventaja (física o técnica) sobre los demás, puedan sobresalir.

Pero hay un Dios que todo lo ve, y ese mismo Dios, hizo que los directivos del futbol mexicano crearan la liguilla para hincharse de dinero. Para desgracia de muchas pseudoestrellas del futbol en México, en la liguilla el nivel sube un poco, digamos que toma tierras altas en el rango de la mediocridad y es ahí donde los super, maravillosos e increíbles jugadores de la temporada regular, ya no pueden con el paquete.

Mientras, muchos de los jugadores realmente excepcionales, que son muy pocos en el futbol mexicano (dos o tres), pasan la temporada campechaneando, haciendo el mínimo indispensable para no ser cuestionados por su rendimiento, tomándose una caguamas el fin de semana pa’ relajarse. Es en la liguilla cuando corren y sudan, en el mejor de los casos, juegan 6 partidos a tope (cuartos, semis y final) y con eso desquitan sus sueldos.

Con los equipos pasa algo parecido. Hay algunos que mantienen cierto estándar en temporada. Normalmente quedan en la parte alta de la tabla general. Tienen el cuestionable honor de ser llamados superlideres de una competencia débil y después, quedan eliminados de buenas a primeras en la liguilla.

Un superlider rara vez es campeón, debería ser una maldición ser llamado superlider de la liga mexicana. O pregúntenle a los Pumas en que lugar de la tabla general quedaron cuando ganaron sus últimos dos campeonatos.

La temporada regular no nos dice nada, los equipos no juegan a su máximo nivel y los que lo hacen, llegan desgastados a la liguilla y son eliminados de inmediato. Son aquellos que administran esfuerzos los que pueden tener un nivel óptimo en la liguilla y los que más posibilidades tienen de quedar campeones.

Por eso es que la liguilla debería de ser eliminada o de plano jugar el torneo en un sistema de Round Robin.

Es un insulto que nos tengamos que fumar 17 jornadas de un futbol de mediano para abajo. Es injusto para el aficionado que va cada 15 días al estadio, ¿qué digo? es un insulto para todos los aficionados. Sobre todo tomando en cuenta, que la liga podría ser mucho mejor y que los muy conchudos involucrados en el futbol mexicano, están demasiado cómodos vendiendo productos sin calidad.

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